Acerca los Llanos de Moxos
Los Llanos de Moxos (o Mojos) es un inmenso humedal integrado en la cuenca del Amazonas y que forma parte del departamento del Beni, al noreste de Bolivia. Las extensas sabanas tropicales que definen este maravilloso paisaje alternan un clima extremadamente seco con inundaciones durante la época de las lluvias, entre noviembre y marzo. La llanura mojeña está salpicada por centenares de montículos boscosos o islas de monte -como las denominan los bolivianos- cuya formación se ha atribuido a la erosión fluvial, a las termitas o a la acción del hombre, aunque hasta ahora se creía que era un territorio sumamente inhóspito para el ser humano.
«En 2007 pisamos por primera vez la Isla del Tesoro [así es como denominan los lugareños a una de estas islas forestales] y nos dimos cuenta de que su superficie era rocosa, algo muy extraño en esta área que se caracteriza por la total ausencia de piedras. Al mirar con más atención comprobamos que se trataba de conchas cementadas», explica el geógrafo Umberto Lombardo, de la Universidad de Berna (Suiza), a Historia National Geographic. «El nivel freático de los Llanos de Moxos oscila varios metros cada año, de manera que el agua disuelve y precipita los carbonatos con los que están hechos las conchas. Este proceso, a lo largo de miles de años, acaba transformando los sedimentos en algo muy parecido a una roca», agrega.
Estos montículos se encontraban elevados con respecto al nivel de la llanura y durante la época de lluvias se libraban de las inundaciones, por lo que ofrecían un refugio ideal para los árboles. «El resultado final de este proceso es una isla en medio de un mar», comenta Lombardo. ¿Pero cómo fueron a parar las conchas ahí? «Los arqueólogos llaman a estos depósitos shell middens. Midden es una palabra escandinava que significa basurero doméstico. Son montículos de basura prehistórica almacenados por poblaciones de cazadores-recolectores. Lo que sorprende de estos middens o conchales es su ubicación tan lejos de la costa, su antigüedad y el hecho de encontrarse en un paisaje que se creía inhóspito para los cazadores-recolectores», observa. «Hay miles de islas y no todas han sido originadas por los mismos procesos, pero hasta ahora hemos encontrado tres de ellas formadas por conchas. Sabemos que estas tres que hemos estudiado tienen un origen más antiguo del que imaginábamos y que son el resultado de la actividad humana desde hace 10.000 años», añade. El estudio de este proyecto, del Instituto de Geografía de la Universidad de Berna, fue publicado el pasado 28 de agosto en la revista científica Plos One.
La estratigrafía del terreno de la Isla del Tesoro se ha conservado bien, es decir, los materiales más profundos son más antiguos que los que yacen en la superficie. La datación por radiocarbono de los sedimentos ha permitido, por tanto, obtener datos fiables sobre la antigüedad del yacimiento. Los humanos ocuparon la Isla del Tesoro desde inicios del Holoceno, hace más de 10.000 años, hasta hace unos 4.200 años, cuando los ríos se desplazaron, inundaron la región y sepultaron con sus sedimentos parte de la isla. Los montículos fueron creados con las conchas de caracoles de agua dulce del género Pomacea, que constituían un alimento para los cazadores-recolectores. «Una vez que se forma una pequeña elevación con los primeros desechos, ésta se convierte en un sitio preferencial para volver, porque ofrece mejores vistas, porque permanece por encima del nivel del agua en época de inundaciones o porque está preparada para encender fuego. En este caso, en los Llanos de Moxos, también se crea un nicho ecológico ocupado por árboles que suministran sombra y leña. Podemos imaginar la formación de estos conchales como un proceso que, una vez que arranca, se mantiene por sí mismo. Esto explica por qué el sitio fue ocupado a lo largo de 6.000 años y fue abandonado a causa de eventos medioambientales desfavorables. Hace 2.000 años fue ocupado por segunda vez por las sociedades agrícolas que modificaron el paisaje de forma sorprendente», corrobora Lombardo.
Durante las excavaciones, dirigidas por José Capriles, se han hallado conchas, huesos de animales y carbón, y en un nivel superior se han descubierto restos de cerámica y herramientas líticas que atestiguan la presencia del hombre en la selva amazónica boliviana durante miles de años. «La investigación de estos sitios acaba de empezar y nadie sabe lo que podemos encontrar en el futuro», concluye Lombardo.
Sobre la Domesticación de las plantas en la Amazonia.
El análisis regional de 61 yacimientos arqueológicos identificados previamente por teledetección en los Llanos de Moxos, en Bolivia, acaba de arrojar nueva luz sobre la historia agrícola de los primeros habitantes de la Amazonia. El estudio, llevado a cabo por un equipo internacional e interdisciplinar de varias universidades, aparece publicado esta semana en la revista Nature bajo el título “Early Holocene crop cultivation and landscape modification in Amazonia”..
Del mismo se desprende que las técnicas de cultivo empleadas por los primeros humanos que llegaron a la zona, hace unos 10.000 años, transformó el paisaje mediante la creación de los famosos montículos que hoy en día se pueden observar en este inmenso humedal de la cuenca del río Amazonas. Según los autores del estudio, el cultivo de variedades de plantas como la calabaza o la mandioca provocó la formación de más de 4.700 islas de bosque en una zona que todavía a día de hoy se inunda entre los meses de diciembre y marzo, mientras que entre los meses de julio a octubre permanece extremadamente seca.
El cultivo de variedades de plantas como la calabaza o la mandioca provocó la formación de más de 4.700 islas de bosque
Estos montículos se mantienen por encima del nivel del agua durante la temporada de lluvias permitiendo que arraiguen y crezcan los árboles, lo que en su momento promovió la diversidad del paisaje. Esta diversidad dio pie al establecimiento de las primeras comunidades humanas que allí habitaron, quienes dieron forma a pequeña escala a la Amazonia unos 8.000 años antes de lo que se pensaba hasta el momento, confirmando, según la investigación, que se trata de unos de los principales centros de domesticación de plantas en el mundo.
«Arqueólogos, geógrafos y biólogos han defendido durante muchos años que el suroeste de la Amazonia fue un probable centro de domesticación temprana de las plantas, porque muchos cultivos importantes como la mandioca, la calabaza, los cacahuetes, algunas variedades de guindilla -chili- o la conocida como judía jackbean son genéticamente muy cercanas a plantas silvestres de la zona.» explica Umberto Lombardo del Instituto de Geografía de la Universidad de Berna y uno de los autores del estudio. «Sin embargo, hasta este estudio reciente, los científicos no habían buscado ni excavado yacimientos arqueológicos antiguos en esta región que pudieran documentar la domesticación precolombina de estos cultivos de importancia global» añade.
Esto ha sido posible gracias al estudio de los fitolitos -células vegetales antes orgánicas y ahora mineralizadas- hallados en estos parches de bosques tropicales y pertenecientes a especies de mandioca, calabaza y maíz que datan de hace 10.350, 10.250 y 6.850 años respectivamente. Las plantas cultivadas en las islas de bosque fueron escogidas porque eran ricas en hidratos de carbono, fáciles de cocinar y probablemente proporcionaron una parte considerable de las calorías que consumían los primeros habitantes de la región, complementadas con pescado, un poco de carne y otros recursos obtenidos mediante recolección.
«Mediante una exhaustiva prospección arqueológica que incluyó excavaciones y tras analizar decenas de fechas de radiocarbono y muestras de fitolitos, hemos demostrado que los pueblos precolombinos se adaptaron a las sabanas inundadas estacionalmente del suroeste del Amazonia, y las modificaron, mediante la construcción de miles de montículos donde se asentaron y cultivaron, e incluso domesticaron, plantas desde el inicio del Holoceno» añade Javier Ruiz-Pérez, del Grupo de Investigación Culture and Socio-Ecological Dynamics –CaSEs– del Departamento de Humanidades de la UPF.
Por su parteJosé Iriarte arqueólogo y arqueobotánico de la Universidad de Exeter añade que «las pruebas genéticas y arqueológicas sugieren que había al menos cuatro áreas del mundo donde los humanos domesticaron plantas hace unos 11.000 años, dos en el Viejo Mundo y dos en el Nuevo Mundo. Esta investigación nos ayuda a demostrar que el suroeste de la Amazonia es probablemente la quinta. Las evidencias que hemos encontrado muestran que los primeros habitantes de la zona no eran sólo cazadores-recolectores tropicales, sino colonizadores que cultivaban plantas. Esto abre las puertas para sugerir que ya tenían una dieta mixta cuando llegaron a la región.»
Fuente. https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/domesticacion-plantas-amazonia_15407
Dato.
El 27 de Julio de 2019 Umberto Lomardo visito la Radio Santa Cruz para conversar del proyecto de investigación “Relaciones Hombre Naturaleza en la Amazonía Precolombina” que desarrollara en el departamento del Beni durante dos meses. https://www.irfabolivia.org/2019/07/27/entrevista-umberto-lombardo-investigador-geologo/