El valor de las abejas como polinizadoras es ampliamente reconocido, y su impacto positivo se extiende incluso a monocultivos como la soja. Así lo revela una investigación en curso de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), desarrollada a través del proyecto PRIAS (Prácticas Regenerativas e Innovadoras para una Agropecuaria Sostenible).
La bióloga Yannet Condori explicó que, aunque el estudio aún no ha concluido, los resultados preliminares indican que la presencia de abejas en los cultivos de soja mejora la polinización, incrementa la producción y optimiza la calidad del grano.
No obstante, el especialista advirtió que factores como la deforestación, los incendios forestales y el uso excesivo de agroquímicos representan serias amenazas para las poblaciones de abejas. Para mitigar estos riesgos, se recomienda mantener cortinas rompevientos con árboles nativos en los terrenos agrícolas y reducir el uso de agroquímicos, claves medidas para la conservación de las abejas y otros organismos esenciales para el equilibrio ecológico.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existen más de 20.000 especies de abejas en el planeta, todas con un papel fundamental en la preservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria a nivel mundial.
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